Dejar ir es
algo más que olvidar. Es arrancar un trozo de tu vida, es olvidarte un poco de
aquello que alegraba tus días, es morir lentamente aún cuando se está con vida,
es ser sin estar, convirtiéndose en un personaje inerte, vacío.
Dejar ir es abrir los ojos a la oscuridad, caminar en pasos sin huella
donde se pueda volver. Es olvidarnos de
un futuro que tuvimos sólo antes de abrir los ojos, de despertar. Dejar
ir es quedarse viviendo en recuerdos de momentos que nunca fueron, con el anhelo de que me vuelvas a pasar.
Dejar ir es
aprender a desprenderse de cualquier dolor que amenace con volver un infierno
tu vida, es tratar de no permitir que los recuerdos nos traicionen, invadiendo
la realidad anclándonos en el pasado sin permitir que gocemos de nuestro
presente.
Dejar ir
muchas veces es aferrarse aún más. Ver que la silueta se aleja ante un sol que
nos castiga, obligándonos a ver su sombra que se hace más grande cuanto más se
aleja. Dejando al silencio gritar sus más dolorosas lágrimas, que nos aferra a
esa pluma que comienza a desdibujarse en
el horizonte de futuros que se desvanecen como crueles espejismos que
nos obligan a vivir.
Dejar ir es
llorar hasta quedar sin lágrimas, sin sentimientos tristes o melancólicos
capaces de destrozar la esencia misma, volviéndonos personajes estériles y
patéticos incapaces de escribir más allá de palabras burdas y opacas, frías,
sin sentimientos.
Dejar ir es
seguirte viviendo en cada letra que se clava como estaca en el papel, que nos
mata en cada trazo y a la vez nos dice podemos vivir sin ellas. Letras que se
burlan de mí, letras que me dicen que no
puedo estar sin ti, letras que simplemente no te quieren dejar ir.
Dejar ir es
alivianar el peso que no nos permite volar, es pensar en un mañana sin pensar
en el ayer, es entender que no se pierde nada sino que se gana mucho, no es
olvidar, no es dejar que querer, no es perder tu capacidad de sentir, es
aceptar la ausencia de aquello que creías una necesidad, es empezar a vivir.
Letras que nacieron gracias a la iniciativa de @lnverso. Gracias Willson por compartir letras e insomnio conmigo.
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