Qué difícil es decirle adiós a esta
historia que aún siento tan mía, que aún escribo día a día, que aún me hace
sentir ilusión, que aún me hace soñar con un futuro a tu lado.
Qué difícil es
dejar de lado todo este cariño, arrancarme el corazón del pecho, pasar la
página y arrancar las anteriores para comenzar a reinventarme,
dejar de lado todo aquello que me hacía sentir vulnerable, poner los pies en la
tierra y dejar de soñar con eso tan inalcanzable.
Qué difícil es
torturar a mi cabeza tratando de olvidarte, tratar de que mi cuerpo no
vibre al pensarte, no cerrar los ojos para dejar de visualizarte.
Qué difícil es
sentirme tan tuya aún cuando no te tengo, sentirte tan mío aún cuando el amor
no hemos hecho, sentir esta pasión que quema hasta los huesos.
Qué difícil es
dejarte atrás a ti, a mí, a nosotros, a aquel encuentro que tanto anhelo, que
tantas veces he recreado y que llego al punto que parece mucho más un recuerdo
que una fantasía inventada.
Qué difícil es
hacerme a la idea de que sólo yo siento todo esto, que tú por tu parte ya
retomaste el vuelo, que miras hacia otro horizonte donde yo ni
siquiera soy una pequeña estrella que te acompañe en tu cielo.
Qué difícil es
tratar de recuperarme cuando toda mi esencia se encuentra contigo, cuando mi
cerebro me hace permanecer viva, ya que mi corazón se marcho contigo en el
momento en que nos despedimos.
Qué difícil es
tratar de quitarme este nudo en la garganta, el cual sólo se formo para guardar
mis sentimientos, pero que a la vez me marea, me deja sin aliento.
Qué difícil es y
será dejar de quererte, hacerme a la idea de que esto no nos conviene, que a
pesar de querernos, nuestro cariño no es suficiente.
Qué difícil es
sentir este vacío, apretar los puños y abrazar mis piernas para no correr a tu
encuentro, para no dejar de lado todo lo que tengo aquí conmigo, para no gritar
tu nombre, para hacer que te vuelvas olvido.
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