Tardé en asimilar tu partida, en dejar que mis ojos se
secaran y dejaran de ahogar la tierra de mis mejillas. Tardé en permitirme
respirar sin tu aliento para darme vida, en estar sin tu cuerpo que me daba
calor en mis noches más frías. Tardé, en aprender a estar sin ti.
Tardé en vivir lo que ahora son restos, en mirar el vacío de
tu ausencia, en callar lo que nunca dije y ahora es resonancia. Tardé en
abrazar tu alegría que cubría mi felicidad. Tardé, en ser de ti sin ti.
Y dime ¿De qué sirvió tardarnos tanto en asimilar y aceptar
esta distancia? En nada, cuando con el sólo roce de tus manos sucumbo y me dejo llevar, cuando tan sólo necesito
escuchar tu voz diciéndome "te deseo" para entregarme a ti por completo.
De qué sirvieron tantas noches de desvelo si no fueron desvelos provocados por
nuestro sudor, por nuestros cuerpos al hacernos uno. ¿De qué?
De qué vale si al mirarme me seduces y haces que el vacío se
llene en cada mordida de labios, en cada abrazo, en cada caricia, en cada
orgasmo que creas en mí. De qué sirvió si al final el deseo es el mismo y el
horizonte tan análogo. Dime, ¿de qué sirvió?
Sólo sirvió para aumentar nuestro deseo, nuestro anhelo de
quemar nuestros cuerpos con la fricción para volvernos cenizas y renacer de
ellas al amarnos de nuevo. Sirvió para que yo me diera cuenta que sólo a tu
lado puedo saciar mis ganas, que sólo tu miembro me llena por dentro al grado
de ya no caber ni mi alma, sirvió para saber que esto es algo más que deseo, no
sé que sea, pero contigo es con quien quiero tenerlo.
Y sin temor a nada ni a nadie, sólo con el antojo de colmar
nuestros cuerpos, de formar un sismo en la cama de tanta seducción. En cada
convulsión que fluya entre nosotros estará la razón de continuar lo nuestro,
hasta que el agotamiento nos agobie. Así quiero coexistir, en ti, en nuestro
ser.
Muchas gracias mi querido @OscuroPesar por compartir letras conmigo.